Recién he podido gozar de luz eléctrica y tener acceso a Internet. Quería escribir estas líneas, desde la ciudad de Chillán, para dar testimonio no sólo de lo dramático de esta catástrofe que viven miles y miles de nuestros compatriotas y también, por lo que me enteré recién por la prensa, algunos extranjeros. Hoy todos somos uno, a pesar de algunos miserables de alma que lucran o dañan a los demás. El terremoto fue a eso de las 3.34 hrs. de la madrugada del sábado 27 de febrero. Duró mucho rato, dicen que casi tres minutos y tuvo en nuestra ciudad una magnitud de 8.6 grados. A eso de las 3.50 salí de casa a la calle, en mi auto, en dirección a la casa de mis hijos. Si bien el terremoto había tenido ocasión unos pocos minutos antes, pude contemplar algo que me llenó de ánimo: mis vecinos y la población en general tuvieron un comportamiento admirable, mucho respeto, un manejo cuidadoso, orden y atención hacia el otro. Es verdad, se informa en la prensa de saqueos, abusos y robos, pero en nuestra ciudad lo que predominó fue lo otro: la ayuda y el respeto. No hubo policías dirigiendo el tránsito (hasta hoy lunes, casi martes ya, no vi a ninguno). No había semáforos funcionando, hasta hoy, en gran parte de la ciudad, pero no vi un choque, casi no escuché bocinas. Largas colas, de kilómetros en algunos casos, para conseguir gasolina, pero en general la gente fue ordenada, paciente y respetuosa, esperando su turno. Me emocionó eso, y me alegré de estar acá. La ciudad resistió. Hay edificios dañados, pero las que más sufrieron fueron las casas viejas de material de adobe (barro). Muchas de ellas cayeron, y, por supuesto, en ellas habitaban los más pobres de la población. No vi lágrimas, deben haber caído muchas, pero no las vi. Vi rostros preocupados, pero en alto, dignos. Gente de buena situación económica y pobres, deambulábamos por la ciudad buscando agua, abriendo grifos y bebiendo de la misma agua, casi en comunidad. Hay poco circulante, pues los bancos recién hoy lunes abrieron, pero sólo un par y de manera muy deficiente para una demanda en aumento. Los cajeros automáticos, en su gran mayoría no funcionan.
De todas formas, el sufrimiento mayor es por los poblados costeros: Dichato, Curanipe, Pelluhue y Constitución, entre otros. Nos enteramos hace poco de la gravedad de las tragedias ocurridas en esos lugares, pues no teníamos comunicación en celulares ni red fija, ni tampoco televisión y sólo un par de radios funcionaban ("El Sembrador" y radio "Ñuble"). Ahí se vive una tragedia. Espero que la ayuda se concentre en ellos y en los más pobres de entre nosotros.
Esta población tiene temple y espero que se levante pronto, tan pronto como la ayuda que puedan recibir. Bueno, así estamos, más o menos, hay poca gasolina y pocos víveres. Espero puedan restablecer pronto los suministros, pero si no, tengo confianza que esa misma organización que vi en la población replegada sobre sí misma, organizándose espontáneamente desde que salí a la calle a los pocos minutos del terremoto, será capaz de sobrevivir dignamente. (Ah!, aún hay réplicas fuertes del sismo, pero que le vamos a hacer: estamos en Chile, nuestro chilito lindo!).
Un abrazo a todos, desde el corazón.
Mauricio Rojas
Mandarte todas mis fuerzas por el terrible golpe que estáis pasando. Por mi parte estoy buscando a un profesor de Historia de la Universidad de Concepción del que no sabemos nada desde la noche del terremoto. Se llama JOSE MANUEL VENTURA ROJAS. Es español y reside en la Zona del Cerro de la Virgen. Calle Nueva 15. Si conoces algo sobre él te estaré en eterna deuda si me lo haces saber.
ResponderEliminarUn millón de gracias. Mucha fuerza
Gracias Mauricio.
ResponderEliminarAfortunadamente el Profesor Ventura ha sido ya localizado sano y salvo en su casa de Concepción.
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/03/02/andalucia/1267563770.html
Me alegro mucho que José Manuel esté bien. Lo conozco, pues somos colegas en la Universidad de Concepción. Si bien no he podido contactarme con él, pues las comunicaciones no están operativas del todo, les puedo decir que vive en una casa de buena calidad en cuanto a su construcción. La situación, si bien aún es difícil, va mejorando y los suministros se van reponiendo. Se hace lenta esta reposición de servicios (como la energía eléctrica) pues están tomando todos los recaudos para no generar problemas con escapes de gas. Las cosas se están haciendo bien. La ayuda está comenzando a llegar a los lugares más afectados...vamos saliendo ya. Gracias a ustedes por su preocupación. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegra saber que estás bien junto a los tuyos en medio de esta enorme tragedia.Tus amigos sub-50 de la UCV están todos bien,solo de tí nada sabía, tu correo me rebotó.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y saludos a Chillanejos y sobre todo a las Chillanejas.
Marcelo
Querido Marcelo, gracias por tu saludo y preocupación. Las comunicaciones no han sido fáciles de realizar. Un abrazo fuerte para ti y nuestros queridos amigos de la sub-50. Ya nos veremos... Mauricio
ResponderEliminarMuchas gracias por tu colaboración. Me alegro de tener buenas nuevas de tu parte. Hoy viernes justo volví a tener luz en casa (aunque todavía no hay agua) y acceso a internet. Por lo demás estoy bien, con comida y bajo techo. Espero que la semana que viene podré ir a la Universidad y ojalá pronto nos pongamos a reconstruir. A falta de operatividad de email de udec, puedes localizarme en jmventurarojas@gmail.com. Cordial abrazo. José Manuel Ventura Rojas
ResponderEliminarJosé Manuel, que alegría saber de ti!!!... has tenido preocupada a toda España!!!... me alegro mucho saber que estás bien. He ido a Concepción miércoles, jueves y hoy viernes a desalojar un departamento que debe ser derribado, además de llevar algunas provisiones a nuestros amigos penquistas, y me he podido dar cuenta de lo dificil que es la situación allá, pero también como en estos tres días han ido mejorando las cosas. Ánimo amigo, ya tienes doble nacionalidad, pues has pasado el bautizo de chileno!!!...ahora, como bien dices, a "ponerle el hombro", como todos los chilenos nobles lo están haciendo. Un abrazo fuerte. Mauricio
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